jueves, 12 de abril de 2012

Odio que me pasen cosas raras, odio no poder controlarlas y odio no entenderme ni siquiera a mi misma. Me molesta que la gente hable, hable por hablar, y es algo que no lo puedo explicar. Siento que tengo bronca acumulada que intento mantenerla neutra en algún estado de mi ser, pero es tal el esfuerzo que hago por mentirme a mi misma todo el tiempo que hay veces que con tan solo algún gesto de alguien, se me desbarranca todo y se va toda esa paciencia a la mierda.  
Me enerva ser una persona dudosa. Duda. Esa es la palabra, porque para mí, para el "yo" Candela que camina en mi cabeza todo el tiempo de un lado para el otro, no esta mal dudar. Al contrario. Alguien que no duda nunca, es una persona completamente cerrada. Y cerrada en todos los sentidos que consta la palabra.
Alguien que no duda, es alguien que no puede ver más allá de su nariz. Alguien que no duda es alguien egoísta, porque no puede compartir más de un punto de vista con su mente.
Yo personalmente no pienso que la duda y la desconfianza vayan de la mano. La persona que duda, es una persona inteligente y el que desconfia es un pelotudo.
Que la gente te viva cagando Candela, será porque sos una bipolar de mierda, será porque ven algo en vos, como un cartel fosforesente que brilla en la oscuridad, como un callejon negro oscuro y lugubre sin salida, con esas luces multicolores que atraen a la manga de forros que te rodean, y con un letrero en la puerta que dice, SI NO ME CAGAS, NO ENTRAS.
Soy muy jodona y lo acepto, pero en cierto punto, hay que reirse de uno mismo a veces, y de lo pelotudo que fue en ciertos momentos de su vida, sino me la tendría que pasar llorando de lo boluda que fui, que soy, que seré.

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